🎤🇰🇷 Capítulo 201 – “Latidos Bajo las Luces de Seúl”
La ciudad vibraba con energía.
Carteles de Joseph Tamashi decoraban las avenidas principales de Seúl.
Unas letras más pequeñas en la esquina inferior izquierda decían:
"Featuring: La voz misteriosa."
El aire se sentía diferente.
Más frío que en RD, más denso que en Japón.
Pero más que nada, cargado de expectativas.
Era el primer concierto en Corea.
Y aunque Joseph estaba acostumbrado a escenarios
inmensos… esta vez todo era distinto.
Porque ahora… no estaba solo.
🎧 En el hotel
—Te traje agua con miel —dijo Joseph, entrando a la habitación donde
Lili practicaba vocales frente al espejo.
Ella estaba con el cabello recogido, usando ropa cómoda.
Su pancita de embarazada era visible, aunque aún pequeña.
—Gracias —respondió, tomando el vaso con una sonrisa leve—.
Me está costando afinar aquí. ¿Será el aire?
—El cambio de altitud y la humedad, probablemente
—dijo Joseph—. A mí me pasó cuando vine la primera vez.
Lili asintió.
—¿Y lo resolviste?
—Cantando contigo.
Ella lo miró de reojo.
—Sabes que eso no es una solución médica, ¿verdad?
—Pero es la mejor solución emocional —respondió él,
acercándose con una sonrisa.
Ambos rieron.
🤝 El equipo
En la sala del hotel estaban Alex y el nuevo manager coreano,
un hombre de unos treinta y pocos años, delgado, elegante,
siempre con auriculares colgando del cuello.
—Se llama Han Jun, pero pueden llamarme Han
—había dicho al presentarse—. Fui asignado por Xion.
Estaré con ustedes durante la gira en Corea.
Alex y Han se llevaban cordialmente, aunque el idioma a
veces generaba silencios incómodos.
—¿Ya está todo preparado para la prueba de sonido?
—preguntó Joseph mientras se sentaba con ellos.
—Sí —dijo Han—. Pero hay algunos fans afuera.
Desde que se filtró el video de tu discurso,
la expectativa subió muchísimo. Y…
bueno, el embarazo también fue tendencia.
Joseph suspiró.
—¿Están agresivos?
—No. Curiosos. Algunos preocupados.
Pero sí habrá presión. Este país no perdona errores en vivo.
Joseph asintió.
Alex cruzó los brazos.
—¿Y qué hacemos si quieren que Lili dé declaraciones?
—Ella no hablará —interrumpió Joseph—.
No está aquí para entrevistas. Está aquí porque canta conmigo. Nada más.
Han asintió con respeto.
—Entendido. Pero si llega a haber presión mediática…
debemos tener un plan B.
Joseph lo miró a los ojos.
—El único plan es cuidarla.
🌙 Una noche antes…
Lili no podía dormir.
La habitación del hotel estaba en silencio.
Solo el zumbido lejano de la ciudad se colaba por la ventana.
Joseph se giró en la cama al notar su inquietud.
—¿Estás pensando en el escenario?
—No —mintió ella.
Luego suspiró—. Bueno, sí. Pero no solo eso.
¿Y si vuelven los ataques?
¿Si me mareo en pleno show?
¿Si esta vez no puedo con todo?
Joseph se sentó en la cama, girándose hacia ella.
Le tomó la mano con suavidad.
—Mira alrededor, Lili. Estamos a miles de
kilómetros de donde comenzó todo esto.
—Ya no eres la misma.
—Ahora sabes quién eres.
—Y yo estoy aquí. Contigo.
Ella tragó saliva. Sus ojos brillaban con una
mezcla de ansiedad y esperanza.
—¿Y si fallo?
—Entonces fallamos juntos.
Pero después lo intentamos de nuevo.
Y lo cantamos… como hicimos con todo lo demás.
La mañana del concierto, el camerino tenía un aroma a calma.
Lili se miraba al espejo mientras un estilista arreglaba su cabello.
Su pancita estaba cubierta con un vestido suelto, negro, elegante.
—¿Lista? —preguntó Alex desde la puerta.
—No.
Pero estoy aquí, ¿verdad?
Joseph llegó detrás de ella y la besó en la frente.
—Es lo único que importa.
El telón estaba a punto de subir.
Y esta vez, no había máscaras, ni dudas, ni nombres prestados.
Solo Joseph y Lili.
Cantando al mundo lo que vivieron.Y lo que jamás volverían a callar.
🎤🇰🇷 Capítulo 202 – “Lo Que Aún No Dije”
El estadio de Seúl estaba repleto.
Luces de colores danzaban por las gradas,
los celulares encendidos como constelaciones.
La atmósfera vibraba entre expectativa y emoción.
Era el primer día del evento.
Y todos sabían que sería a Japon.
Joseph apareció primero en el escenario, vestido de negro y azul.
El rugido del público fue ensordecedor.
—¡Gracias, Seúl! —dijo con voz firme, en coreano,
aunque aún con acento latino—.
Esta noche… no la olvidaremos jamás.
Las primeras canciones encendieron el ánimo.
Joseph cantó con fuerza. Se movía con naturalidad.
Pero sus ojos buscaban algo. O mejor dicho… a alguien.
Las luces se apagaron.
Un murmullo recorrió el estadio como una ola.
Y entonces…
Una figura caminó lentamente al centro del escenario.
Vestía un traje negro perla, sencillo pero elegante, de mangas largas.
Su cabello suelto caía en ondas oscuras.
Y aunque el escenario era inmenso, todos la miraban solo a ella.
Lili.
Sin necesidad de presentaciones.
Sin más máscaras.
El público contuvo el aliento cuando la reconocieron.
🎶 La Canción: “Lo Que Aún No Dije”
La base instrumental comenzó suave, melancólica.
Joseph dio un paso atrás.
La luz solo caía sobre Lili.
Ella respiró hondo. Cerró los ojos.
Y cantó.
🎵
No dije tu nombre…
Cuando el mundo gritaba el mío.
Me escondí entre notas…
Cuando el ruido dolía más que el silencio.
No te llamé…
Cuando lloraba por dentro,
Porque temía que no escucharas.
Pero aún aquí estoy…
Con las piezas que recogí de mí.
Y esta voz que ya no tiembla…
Se canta entera.
Las lágrimas brotaron entre el público.
No era solo una canción.
Era una confesión disfrazada de melodía.
Un grito suave que decía:
“Sí sufrí. Sí me rompí. Pero aún estoy aquí.”
Cuando Lili terminó de cantar, hubo un segundo de silencio.
Uno inmenso. Doloroso. Hermoso.
Y luego… una ovación.
Una que parecía no acabar.
Joseph volvió al centro del escenario.
La tomó de la mano, sin decir nada.
Ambos hicieron una reverencia.
No había más que decir.
Porque esa canción…
Había dicho todo lo que aún no se había dicho.
📸 Detrás del Telón
Tras bastidores, Lili se apoyó en Joseph mientras recuperaba el aliento.
—No supe si podía… —dijo con la voz apenas audible.
—Y sin embargo lo hiciste —respondió Joseph, abrazándola desde atrás.
Alex y Han Jun estaban a unos metros, mirándolos sin interrumpir.
—Fue la mejor manera de cerrar —dijo Alex con un nudo en la garganta.
Han asintió.
—En Corea, no admiramos solo la perfección. Admiramos la verdad.
Más tarde, en el hotel, ya sin cámaras ni luces,
Joseph le acariciaba el cabello a Lili mientras ella dormía, agotada.
En su pecho, el ritmo de su corazón latía con fuerza.
Ya no había necesidad de justificar nada.
Ya no eran la voz misteriosa y el cantante del momento.
Eran Joseph y Lili, rotos, reconstruidos y más unidos que nunca.
Seguiría sonando mucho después de que el concierto hubiera terminado.
Capítulo 203 – “Segunda Noche
La noche no comenzó mal.
La tensión estaba en el aire, sí.
Pero el equipo estaba coordinado.
Joseph tenía la agenda en la cabeza, el setlist memorizado,
y una sonrisa forzada para calmar a los fans que,
desde que abrieron las puertas del estadio, pedían una sola cosa:
“Lili.”
Pero ella aún no estaba bien del todo.
Desde el evento en Japón y los días siguientes en Corea,
Lili había sufrido varios episodios de fatiga, mareos, y bajones de presión.
El embarazo seguía avanzando y el estrés del viaje,
las emociones contenidas, la exposición pública y
las noticias filtradas habían pasado factura.
Esa mañana, al despertar, Lili no había probado bocado.
Vomitar, temblor, sueño cortado, y palpitaciones.
Joseph lo notó.
Y por eso, aunque ella insistía en acompañarlo al escenario, él fue claro:
—“Solo sal si estás segura, y si el médico da luz verde.
Si no, no salgas. No pasa nada.”
Ella asintió.
🎤 El concierto inicia
El estadio vibró con la apertura.
Joseph entró con fuerza, una energía perfectamente medida,
que ocultaba su preocupación como si fuera parte del show.
Cinco canciones después, y justo en medio de una pausa para interactuar
con el público… sucedió lo que ninguno del equipo pudo controlar:
Miles comenzaron a corear el nombre de Lili.
—¡LILI! ¡LILI! ¡LILI!
—¡Queremos a Lili!
—¡La voz misteriosa!
Joseph alzó las manos con calma.
Intentó hablar… pero ellos comenzaron a cantar.
“Lo que aún no dije”
Una canción íntima, poderosa, que
Lili había interpretado sola la primera vez en Corea.
Joseph la observó desde el escenario.
La vio al fondo, de pie, con un vestido sencillo,
maquillaje suave, intentando respirar profundo.
Y en contra del consejo médico…
Lili comenzó a caminar hacia el escenario.
Joseph vio todo como en cámara lenta.
Ella saludó al público.
El técnico le extendió el micrófono.
Y en ese momento… su cuerpo se fue.
Su rostro perdió el color,
su mano se soltó,
y sus rodillas cedieron.
Joseph corrió. No pensó. No dudó.
Saltó del escenario y la alcanzó justo a tiempo
para evitar que se golpeara con el suelo.
—¡LUCES! ¡MÉDICO! —gritó el equipo.
El show se detuvo. El estadio, en silencio total.
La música paró.
La imagen de Joseph arrodillado, con Lili desmayada en sus brazos,
dio la vuelta al mundo en segundos.
🚑 Detrás del telón
Los paramédicos actuaron rápido.
Presión arterial bajísima. Sudor frío. Pérdida momentánea de conciencia.
—¿Está consciente? —preguntó Joseph.
—Está entrando y saliendo. Hay que hidratarla y estabilizarla ya —respondió el jefe médico.
La camilla llegó.
Joseph no se separó de ella ni un segundo.
Al subir a la ambulancia, Lili apenas logró abrir los ojos.
—Lo siento… —susurró.
—No —le respondió él, con la voz quebrada—.
No más disculpas. Tú… tú solo descansa.
🏥 En el hospital
El diagnóstico fue claro: colapso por estrés físico y
emocional combinado con presión baja propia del embarazo.
No hubo daños mayores, pero requería reposo
inmediato y observación durante 48 horas.
Lili estaba despierta, conectada a suero y monitores,
con el rostro pálido pero lúcido.
—¿Y el concierto? —preguntó.
—Cancelado. No pienses en eso. Ahora solo tú.
Joseph estaba sentado a su lado, sin quitarse la ropa del escenario.
Su teléfono vibraba sin parar.
Mensajes, llamadas, notificaciones de redes, correos del equipo,
y noticieros queriendo confirmar la “noticia urgente”.
Pero él solo tenía una prioridad: Lili.
📰 Repercusiones
Mientras Lili descansaba, el video del desmayo ya se había viralizado.
La escena de ella entrando al escenario y
cayendo en brazos de Joseph estaba en todos lados.
Algunos titulares decían:
“Misteriosa voz colapsa en pleno concierto de Corea.”
“¿Complicaciones en el embarazo?”
“¿Qué ocultan Joseph y Lili sobre su salud?”
Y algunos comentarios en redes fueron crueles:
—“Eso le pasa por seguir fingiendo que no es Lili.”
—“Todo esto es para llamar la atención.”
—“¿Otra jugada publicitaria?”
Joseph leyó uno, luego otro. Y arrojó el teléfono contra la pared.
Xion no lo juzgó.
Sabía que este era el límite.
Horas después, Lili abrió los ojos con más claridad.
Joseph estaba ahí, tomándole la mano.
—¿Duele? —preguntó él.
—Solo un poco… —murmuró.
—No puedes seguir así, Lili. No podemos.
Esta gira no vale tu salud. Nada lo vale.
Ella se quedó en silencio, mirando al techo.
—Te vi correr… —dijo después de unos segundos—.
Como si el mundo se estuviera cayendo.
—Es que lo estaba —respondió él.
Ella sonrió.
Lili no solo estaba agotada físicamente.
Estaba emocionalmente al borde.
Tantas cosas en tan poco tiempo:
Recuperar la memoria, Kaori, la exposición,
la presión de ser Lili y Mia a la vez,
las expectativas, el bebé, el pasado,
la música, las entrevistas, las redes, las etiquetas…
Y en medio de todo eso, ser humana.
Joseph salió a las 3:00 a.m. a dar un comunicado corto:
—“Buenas noches. Gracias por la preocupación.
Lili se encuentra estable y en observación.
Decidimos suspender los próximos eventos para enfocarnos en su salud.
Gracias por comprender. Gracias por su amor.”
Esa noche, en el hospital,
con la habitación en silencio,
Joseph acariciaba la mano de Lili mientras ella dormía.
No era el concierto soñado.
No era el cierre planeado.
Pero era real.
Crudo. Doloroso. Humano.
el inicio de un nuevo cambio.
📘 Capítulo 204 – “La Ola Después del Silencio”
🌍 Reacción global
El mundo no había necesitado más de 10 segundos de video.
Una mujer desmayándose en un escenario ante miles de personas.
El hombre que la sostuvo con desesperación.
El grito ahogado del público.
El rostro de Joseph, sin máscara de artista, solo miedo real.
En menos de una hora, el video estaba en los cinco continentes,
doblado a varios idiomas,
reaccionado por influencers,
analizado por médicos,
explotado por los noticieros.
📲 Las redes: una guerra sin bando
En Twitter (ahora X), los trending topics eran:
#LiliSeDesmaya
#JosephLaSostuvo
#LaVerdaderaLili
#EstoEsGrave
#CancelaciónDeGira
Y con ellos, llegaron los extremos:
🔹 Unos pedían compasión, diciendo que
Lili ya había pasado por demasiado.
🔸 Otros, alimentados por años de teorías y rumores,
decían que todo era parte de una manipulación.
—“Fingió su muerte para esto.”
—“Una estrategia barata.”
—“¿Estará realmente embarazada?”
—“Ese hombre la está matando.”
La empatía era escasa.
La intriga era combustible.
Y el silencio de ambos, aunque necesario,
parecía sospechoso para un mundo que no sabe esperar.
Dos horas después del parte médico,
Joseph recibió un correo urgente desde el
sello discográfico principal en Japón.
El asunto era directo:
🔴 “Crisis internacional: reunión obligatoria – 12 PM hora Corea.”
Se conectaron por videollamada.
Joseph estaba solo en la sala de espera del hospital,
con la bata del concierto aún manchada del suelo.
El presidente del sello, la directora de marketing global y
dos abogados estaban al otro lado de la pantalla.
—“Joseph… te lo diremos sin rodeos.
Esto ha escalado demasiado.”
Joseph no dijo nada.
—“Tenemos patrocinadores retirando presencia,
medios pidiendo exclusivas, campañas pausadas,
empresas asociadas llamando para cancelar contratos.
El problema ya no es solo de imagen.”
—“Es de dinero.”
Joseph entrecerró los ojos.
—“Lili está en una cama.” —dijo sin rodeos— “Una cama.
Y ustedes están hablando de campañas.”
—“Lo que decimos es que tu carrera está en juego si no
tomamos el control.”
—“¿Y qué significa ‘tomar el control’?” —preguntó él.
El abogado intervino.
—“Que necesitas una separación pública de imagen.
No de relación… necesariamente. Pero profesionalmente.
Al menos por ahora. Necesitamos una declaración que
te desligue del asunto emocional.”
—“¿Una declaración que diga que lo de anoche no importa?
Que ella es solo… un error?”
Joseph se puso de pie.
No gritó.
Pero la furia se notaba en cada palabra.
—“No van a decir eso. No me van a poner a elegir entre mi carrera y
la mujer que amo. Ya lo hice una vez. No la voy a volver a perder.”
Silencio.
El presidente respiró profundo.
—“Entonces prepárate para lo que viene.”
Joseph cortó la llamada.
Una hora después, recibió una segunda llamada.
Esta vez del equipo coreano que manejaba el contrato de conciertos locales.
—“Los promotores quieren una decisión.
¿Cancelan el resto de la gira o mantienen fechas?”
—“La presión de los medios es insostenible, Joseph.”
Joseph miró la habitación donde dormía Lili.
Donde su bebé crecía.
Donde ella estaba, viva, frágil, rota, pero intentando seguir.
—“Cancelen. Todo.”
—“¿Estás seguro?”
—“Sí. Ya hubo suficiente espectáculo.”
📰 Los titulares del día siguiente
“Joseph cancela su gira mundial:
‘No habrá más conciertos hasta nuevo aviso’”
“Lili hospitalizada. Rumores de separación.
¿Fin de la era musical más polémica?”
“Sello japonés exige control de daños:
Joseph rompe contrato por amor”
El impacto fue monumental.
Seis países suspendieron fechas,
millones en pérdidas,
y una industria entera desbordando comentarios.
Pero por primera vez en semanas…
Joseph durmió con paz, junto a Lili, de la mano.
El mundo reaccionó con ruido.
Con juicios, con acusaciones, con hipótesis.
Pero en una habitación de hospital, en medio del caos,
dos personas no pensaban en fama.
Ni en contratos.
Solo pensaban en seguir.
Juntos.
Aunque eso significara volver a empezar desde cero.
Capítulo 205 – “De Regreso a Casa”
La habitación del hospital se sentía más fría de lo normal.
Joseph había dormido poco.
Lili seguía en observación.
Estaba estable, pero cansada. Demasiado cansada.
Aun así, cuando Joseph le dijo que había
cancelado la gira y que iban de regreso a casa, Lili se negó.
—“No tienes que hacerlo. No por mí.”
—“Ya lo decidí.” —respondió él sin mirarla, sentado junto a la ventana.
—“¡Pero el tour...! ¡Tu equipo, tus fans, los contratos!”
Joseph suspiró.
—“¿Y tú? ¿Y el bebé? ¿Y lo que estás viviendo?”
Se acercó, tomó su mano.
—“Estoy cansado de que el mundo decida cuándo puedo cuidar de ti.”
Lili apartó la mirada.
—“No me estás cuidando, estás huyendo.”
Silencio.
—“Tal vez sí.” —respondió él—
“Tal vez estoy huyendo de volverme la persona que
fui cuando no te respondí, cuando no te protegí.
No me voy a convertir en eso otra vez.”
Ella no supo qué decir.
No quería irse.
Tampoco quería que él se quedara.
No sabía qué estaba bien.
Lo único que sabía era que todo estaba demasiado
desordenado, y que las cámaras no ayudaban a ponerlo en su sitio.
✈️ Vuelo Corea – República Dominicana
El vuelo fue silencioso.
Más de 16 horas entre escalas, con la mirada del
personal aéreo reconociéndolos, murmurando.
Los pasajeros no sabían si acercarse o quedarse al margen.
Joseph pidió atención médica especial.
Lili tenía mareos, náuseas, y el rostro pálido.
El estrés no había terminado. Solo había cambiado de escenario.
Durante la primera escala, ella lo miró mientras él la cubría con su chaqueta.
—“¿Estás bien?” —le preguntó él.
—“No me escuchas cuando digo que no quería irme.”
Joseph cerró los ojos un momento.
—“Lo sé. Pero si hubiéramos seguido allá, ¿cuánto más hubieras soportado?”
Ella bajó la mirada.
—“No quiero que dejes tu carrera por mí.”
—“No lo estoy haciendo por ti. Lo estoy haciendo por nosotros.”
Silencio.
Dolor.
Entendimiento a medias.
🏠 Llegada a República Dominicana
Cuando aterrizaron, Anyu los esperaba en el aeropuerto.
Con una gorra, gafas de sol y una furgoneta discreta.
—“Sabía que volverías, aunque ella no quisiera.” —dijo, mirando a Joseph.
Lili la abrazó con un nudo en la garganta.
Joseph bajó las maletas y las colocó con fuerza.
El aire dominicano era cálido, húmedo.
Pero la casa se sentía pesada.
Lili entró, dejó la mochila, se quitó los zapatos.
Caminó hasta el sofá y se sentó.
No dijo nada por varios minutos.
Joseph se acercó.
—“No me arrepiento.”
Ella cerró los ojos.
—“Ni yo.”
—“Entonces solo dime si estás enojada.”
—“Sí. Pero también estoy aliviada.”
🛏️ Noche en casa
Esa noche, Joseph la ayudó a acostarse.
Lili lo observó mientras le acomodaba las almohadas.
—“¿Me amas?” —preguntó ella, de pronto.
—“¿Qué clase de pregunta es esa?”
—“Una honesta.”
Joseph la miró. Se sentó a su lado.
Tomó su mano con firmeza.
—“Te amo. Pero más allá de eso… quiero merecerte.”
Ella no lloró. Solo asintió.
Y por primera vez desde que cayó
en el escenario, durmió profundamente.
En contra de los titulares.
En contra de los contratos.
En contra del caos.
Joseph la llevó a casa.
Porque a veces, antes de enfrentar al mundo,
hay que volver a los lugares donde se es más humano.
Capítulo 206 – “Decisiones Reales”
La mañana empezó temprano.
Joseph se encerró en el estudio improvisado que tenía en la casa,
lejos de Lili. No quería que escuchara lo que se venía.
Encendió su laptop y, como esperaba, había una cadena de correos acumulados.
El sello coreano, los organizadores de la gira, el equipo de marketing,
hasta uno del departamento legal. Todos con el mismo tono:
¿Por qué te fuiste sin avisar? ¿Qué está pasando? ¿Vas a romper el contrato?
A las 8:45 AM en punto, recibió la videollamada de Alex.
—“Tienes cara de mierda.” —dijo Alex sin rodeos— “¿Dormiste algo?”
Joseph le respondió con un gesto seco, tomándose el café frío.
—“No mucho. La llevé a casa. Está estable, pero no quiero correr más riesgos.”
—“Lo sé. Estoy al tanto.” —Alex suspiró y se recostó en su silla—
“Joseph, necesito que escuchemos algo más allá del drama
personal. Lo que hiciste, abandonar Corea de esa forma, es grave. Y lo sabes.”
—“¿Grave para quién? Para mí, para ti, o para los contratos que
ya estaban exprimiéndome el cuerpo aunque tenía a mi esposa
desmayada en un escenario?”
—“Para todos, maldita sea.” —respondió Alex con firmeza—
“¡No estoy diciendo que no tuvieras razones! Solo que lo hiciste mal.
Te largaste sin ni siquiera emitir un comunicado.
¿Sabes lo que eso genera?
Rumores, especulación, pérdida de credibilidad profesional.”
Joseph guardó silencio. Sabía que tenía razón.
—“¿Entonces qué propones?”
Alex tomó aire. Ya tenía la propuesta preparada.
—“No canceles nada. Solo… detén todo. Temporalmente.
Comunícalo tú. Hazlo tú. Usa tus redes, tus palabras.
Di la verdad, pero no la versión dramática.
Nada de ‘abandono la música’, ni ‘me retiro por amor’, ni
‘nos alejamos del ojo público’. No.”
Joseph lo observaba serio.
—“Entonces, ¿qué digo?”
Alex alzó tres dedos.
—“Uno: que vas a pausar la gira hasta después del
nacimiento de tu hijo.
Dos: que estás enfocado en cuidar a tu esposa,
y eso es lo más importante ahora.
Tres: que no se trata de una retirada,
sino de una pausa
necesaria. Profesional. Responsable.”
—“¿Y crees que eso bastará?”
—“No sé. Pero es mejor que darles a todos una excusa para enterrarte.”
Joseph se levantó del asiento. Caminó por el estudio. Apretó los puños.
—“Me importa una mierda si me entierran, Alex.
Lo único que no puedo perder es a ella. No otra vez.”
—“No te estoy diciendo que la pongas en segundo plano.
Te estoy diciendo que no destruyas tu carrera mientras la cuidas.
Puedes hacer ambas cosas, pero con cabeza.”
Silencio.
—“Haz el comunicado, Joseph. Hoy. Máximo antes de la noche.
Si lo haces tú, con tus palabras, podemos controlar el impacto.
Si lo hace el sello, te van a devorar.”
Joseph asintió con el ceño fruncido.
—“Está bien. Lo haré.”
—“Y una cosa más…” —añadió Alex, ya en tono más bajo—
“La situación con Kaori no está muerta.
No creas que porque regresaste todo se calmó.
Si vuelves, tienes que volver fuerte. Y limpio.”
—“Lo sé. Estoy cansado, Alex.”
—“Pues descansa. Pero primero, arregla esto.”
Joseph cerró la laptop. Se frotó la cara con ambas manos.
📱 El comunicado
Horas más tarde, Joseph grabó el video. Sin producción.
Solo él frente a la cámara, en una esquina sencilla del estudio.
Lo grabó cinco veces antes de dar con el tono correcto.
En el video final, lucía serio, con la voz firme:
“Hola a todos. Soy Joseph Tamashi.
Quiero tomarme un momento para hablar con ustedes directamente.
Como saben, la gira que teníamos programada ha sido pausada.
No cancelada.
El motivo es personal, pero no es un secreto: mi esposa,
Lili, está embarazada y tuvo una complicación de
salud durante uno de los conciertos.
En este momento, mi prioridad es estar con ella. Cuidarla.
No voy a retirarme. No es un adiós. Es solo un ahora no.
Agradezco el apoyo que muchos ya nos han dado.
A los que no entiendan, también los entiendo.
Volveremos. Pero ahora, mi familia me necesita.”
Lo publicó sin música de fondo, sin subtítulos elegantes.
Solo él y eso bastaba
Alex le escribió minutos después:
“Así se hace. Prepárate para las reacciones.
Ya hiciste lo que tenías que hacer.”
📲 Las reacciones
En menos de dos horas, el video tenía más de 1.5 millones de reproducciones.
Los comentarios eran variados:
“Te apoyamos, Joseph. Primero la familia.”
“Es comprensible. Espero que Lili y el bebé estén bien.”
“¿Otra vez él desaparece por ella? Qué cansón.”
“¿Y si todo esto es puro marketing?”
Pero en general, el tono era de respeto.
El equipo del sello lo compartió en sus redes,
acompañándolo con un mensaje neutral.
Joseph apagó el celular. No necesitaba leer más.
Fue hasta el cuarto, se sentó en la cama y miró a Lili, dormida.
Puso su mano sobre su vientre, aún apenas visible.
—“Listo. Lo hice.”
—“Ahora solo nos toca sobrevivir… juntos.”
📘 Capítulo 207 – “No quiero ser una carga”
Lili despertó en la madrugada.
Otra vez sola en la cama.
Estiró la mano y tocó el lado de Joseph. Estaba frío.
No sabía si él había dormido allí esa noche o
si simplemente se había rendido y se quedó en el estudio.
Se incorporó lentamente. El vientre aún era pequeño,
pero lo sentía más cada día. Caminó hasta el pasillo en
silencio. Desde la puerta entreabierta del estudio, lo escuchó.
Joseph hablaba en voz baja por teléfono. No estaba enojado.
Estaba… contenido.
—“Sí, Alex, ya lo sé. No es momento de giras.
Solo quiero que me mandes los datos. Voy a revisar el contrato con calma.
No quiero más errores.”
Un silencio.
—“No, no le digas nada a ella. No quiero que se preocupe.
Está descansando. Bastante tiene con lo suyo.”
Lili cerró la puerta despacio y volvió a la habitación.
Se sentó en el borde de la cama, sin saber bien cómo sentirse.
Él estaba intentando protegerla. Lo sabía. Pero, ¿a costa de qué?
A la mañana siguiente, lo observó mientras servía el desayuno.
Sonreía. Pero no era su sonrisa real. Sus ojos estaban apagados.
Tenía las ojeras marcadas. No era por una mala noche. Era por muchas.
—“¿Dormiste algo anoche?” —preguntó con tono suave.
Joseph le sonrió, como siempre.
—“Sí. Solo estaba terminando unos papeles. Todo bien, amor.”
Mentira.
No estaba bien.
Lo veía en sus hombros tensos. En cómo evitaba mirar las redes sociales.
En cómo salía a recibir cada llamada para que ella no escuchara nada.
Y ella… ella lo sentía. La culpa le quemaba el pecho.
Después del desayuno, él salió a hablar con el abogado.
Y ella, por fin, se derrumbó.
Sentada en el sillón, con las manos sobre su vientre,
Lili lloró en silencio.
—“¿Qué estás haciendo, Joseph…?
¿Por qué crees que no veo lo que te pasa?”
No era tonta. Sabía lo que había hecho al
colapsar en medio del concierto.
Había puesto en pausa su carrera,
sus compromisos, su equipo… todo por ella.
Y aunque él jamás lo mencionaría, lo estaba cargando solo.
Cada crítica, cada rumor. Cada amenaza de demanda.
Lo soportaba en silencio, solo para no hacerla sentir mal.
Pero eso solo la hacía sentir peor.
No quería ser el motivo por el cual él dejara todo lo que había construido.
No quería ser un freno. Una carga.
🛋️ Esa noche
Lo esperó despierta.
Cuando Joseph entró al cuarto, con el rostro agotado y sin rastro
de que había comido en todo el día, ella lo detuvo.
—“Siéntate.” —le dijo firme.
Joseph parpadeó, sorprendido.
—“¿Pasa algo?”
—“Sí.” —ella tragó saliva— “Estás mal. Estás solo en esto,
aunque yo esté aquí. Y no puedo más con eso.”
Joseph se quedó en silencio.
—“No quiero ser una carga, Joseph.” —su voz tembló—
“No quiero que pierdas tu carrera por mí.
No quiero que pierdas la cabeza.
Ni tu paz. Y sé que estás al límite. Lo veo.
Aunque sonrías, aunque me digas que todo está bien, no lo está.
Y tú… tú tampoco lo estás.”
Él se sentó sin hablar.
Lili se acercó y tomó sus manos.
—“Me amas, ¿verdad?”
—“Más de lo que puedo explicar.” —respondió sin dudar.
—“Entonces no me mientas más.”
Joseph bajó la mirada.
—“Lili, yo solo quiero que estés bien. Que no cargues con esto…”
—“Y yo quiero ayudarte. Estar contigo.
¿Por qué te crees que estoy aquí?
¿Para ser cuidada? No,
Joseph. Estoy aquí porque somos un equipo.
Si tú te caes, yo también. Si te rompes, ¿cómo voy a poder sostenerme?”
Joseph la miró, con los ojos llenos de lágrimas.
—“Me da miedo que todo esto te haga daño otra vez. Que vuelvas a hundirte.”
—“Y a mí me da miedo que te hundas tú, y yo solo mire desde afuera.”
Se abrazaron, sin palabras por unos minutos.
Lili le susurró:
—“No soy una carga. Soy tu compañera. Déjame serlo.
Déjame cargar contigo un poco también.”
Joseph solo asintió, roto. Por fin, sin tener que fingir más.
Y esa noche, fue la primera vez que hablaron abiertamente de
todo lo que había pasado en Corea, en Japón, del escándalo, de la presión.
De los contratos, los fans, el estrés, el miedo al fracaso, la incertidumbre.
Lili no tenía soluciones. Pero lo escuchó. Lo sostuvo. Y lo amó, sin necesidad de decirlo.
📘 Capítulo 208 – El peso que no compartí
Joseph pensó que podría con todo.
Lo pensó sinceramente.
Creía que podía enfrentar a la industria, a los medios, a las redes…
que podía cargar con su familia, con su carrera, con Lili y el bebé en camino.
Todo al mismo tiempo. Como si fuera un deber, una deuda que no podía dejar de pagar.
Pero ese día, fue diferente.
Estaba revisando unos correos cuando vio el mensaje con el asunto:
"Demanda formal por incumplimiento de contrato".
Leyó el contenido. Dos de los sellos internacionales que
habían invertido en la gira global notificaban acciones legales
por las cancelaciones inesperadas. Joseph ya había hablado
con sus abogados, con su equipo. Sabía que esto podía pasar. Pero ahora era real.
El correo venía con un estimado de daños: 1.2 millones de dólares.
No era solo dinero.
Era la confirmación de que todo se había salido de control.
Que su esfuerzo por proteger a Lili estaba arrastrándolo a él también.
Que el sistema no perdonaba.
El aire se le cortó.
Dejó el celular sobre la mesa. Se apoyó contra la pared del pasillo.
Sentía que el pecho le pesaba, como si lo apretaran desde dentro.
El estómago se le revolvió.
Lili apareció por el pasillo, justo cuando él intentaba caminar hacia el estudio. Lo vio.
—“Joseph… ¿qué pasa?”
Él negó con la cabeza, tratando de mantener la compostura.
—“Nada, solo… necesito un momento.”
—“¿Otra vez? Joseph, basta.” —ella lo tomó del brazo— “¿Qué fue ahora?”
Él la miró. Tragó saliva. Cerró los ojos.
Y por primera vez, desde que todo comenzó… no pudo más.
Las lágrimas cayeron sin permiso. Lentas, silenciosas.
—“Ya no puedo, Lili…”
—“¿Qué pasó?” —preguntó, asustada.
—“Me están demandando.” —su voz se rompió— “Millones… por todo lo que cancelé.
Por cuidarte. Por dejar todo en pausa. Por poner a mi familia primero.
Y lo haría otra vez. Lo juro por Dios…
lo haría cien veces. Pero no sé si puedo seguir sosteniéndolo todo.”
Ella lo sostuvo de los hombros, tratando de que lo mirara.
Pero Joseph bajó la cabeza, roto.
—“He fallado a todos. Estoy arruinando todo por tratar de protegerte.
Y no me arrepiento, pero… estoy tan cansado.”
—“Joseph…” —susurró ella, con los ojos llenos.
—“No quería que tú supieras. No quería cargar esto sobre ti también.
Pero no puedo más. Me está comiendo por dentro. No duermo.
No como. No tengo paz. Me estoy perdiendo.”
Y ahí, entre sus brazos, Joseph colapsó.
Se apoyó en su pecho, como si se quebrara algo dentro de él.
El hombre fuerte, el protector, el pilar… se rompió.
Lili no dijo nada al principio. Solo lo abrazó.
Fuerte.
Tan fuerte como si pudiera absorber su dolor.
—“No me dejes fuera de esto…” —susurró ella al oído—
“No me dejes sola, cuidándote en la sombra. Te amo.
Y si tú caes, yo también. Así que párate conmigo.”
Joseph respiró entrecortado, aún con los brazos aferrados a ella.
—“Perdón… por callar tanto…”
—“No quiero tus disculpas. Quiero tu verdad. Así, rota. Así, frágil.
Así, como eres cuando dejas de fingir que eres invencible.”
Se quedaron en el suelo de la sala. Ella acariciando su cabeza,
él dejando salir todo lo que por meses había contenido.
—
🧠 Horas después
Joseph estaba recostado en el sofá, con la cabeza en el regazo de Lili.
—“Yo solo quería que todo estuviera bien para ti.”
—“Lo está, ahora que me dijiste la verdad.” —respondió con suavidad.
—“¿Y si pierdo todo?”
—“Entonces empezamos de nuevo. Pero juntos.”
Él cerró los ojos. Por fin, podía respirar. Por fin, no tenía que cargar solo.
Ella no era una carga.
Ella era su refugio.
📘 Capítulo 209 – No voy a dejarte caer
La mañana siguiente fue distinta.
No porque los problemas se hubieran resuelto, sino porque,
por primera vez, los estaban enfrentando juntos.
Joseph dormía más profundamente que en semanas.
Lili lo observaba desde la cocina, mientras preparaba una infusión
para ella y calentaba el café para él. Su rostro cansado, al fin relajado,
la hizo recordar lo mucho que había pasado en tan poco tiempo.
Lo había visto sostenerlo todo.
Y ahora, le tocaba a ella también.
Cuando Joseph bajó, se sentó en la mesa aún medio dormido.
—“Dormí como piedra…” —murmuró, frotándose el rostro— “¿Qué hora es?”
—“Las nueve. No tienes ninguna reunión, así que relájate.”
—“¿Y tú? ¿Estás bien?”
—“Estoy embarazada, no inválida.” —respondió con una sonrisa suave—
“Y además, estoy decidida.”
Joseph la miró confundido.
—“¿Decidida a qué?”
Lili sacó de su tablet varios documentos que
había estado revisando desde las cinco de la mañana.
Cuando Joseph vio las hojas impresas, supo que algo venía.
—“¿Qué es esto?”
—“Opciones. Soluciones. No excusas.” —respondió— “Estuve
hablando con mi abogado en la madrugada.
Revisé nuestras finanzas. Las regalías del álbum,
las colaboraciones, y otras fuentes de ingresos. Joseph, puedo cubrir la demanda.”
Él la miró, boquiabierto.
—“Lili…”
—“Escúchame. No me interrumpas. No es un favor.
Es mi familia. Tú lo hiciste por mí, ahora me toca a mí.
Tengo dinero. Mucho más de lo que imaginabas, porque nunca he sido de gastar.
Y si eso significa pagar esas malditas
penalidades para que tú tengas paz y no
termines en una batalla legal que te drene… lo voy a hacer.”
Joseph la observó en silencio, sus ojos
brillando con una mezcla de sorpresa y culpa.
—“No quiero que sientas que tienes que—”
—“No es cuestión de tener que hacerlo. Quiero hacerlo
.” —Lili lo interrumpió con firmeza— “Ya no quiero estar parada en
la esquina mirando cómo te destruyes solo para que yo no
me preocupe. Esta vez… no. Esta vez no.”
Se levantó, caminó hacia él y tomó sus manos.
—“El contrato con los japoneses, el de Seúl, incluso el europeo…
si quieres cancelarlos, lo hacemos. Pago las penalidades.
Si quieres mantener uno o dos, lo decidimos juntos.
Pero lo que no voy a permitir, Joseph Tamashi,
es verte romperte solo por protegerme.”
Joseph bajó la cabeza. Cerró los ojos. Respiró hondo.
—“¿Y si nos hundimos juntos?”
—“Entonces nos hundimos juntos. Pero yo sé nadar,
Joseph. Y esta vez, no vas a hundirte sin mí.”
Un silencio largo se instaló entre ambos. No era incomodidad. Era gravedad.
Después de todo lo que habían perdido, sobrevivido, enfrentado…
había algo nuevo en ellos.
Equilibrio.
Lili se inclinó hacia él.
—“Tú me salvaste muchas veces. Ahora, déjame salvarte a ti.”
Él asintió, con los ojos llenos.
—“De acuerdo. Cancelamos los contratos que no podamos sostener.
Y si tenemos que pagar, lo haremos… juntos.”
—“Exactamente.” —ella sonrió— “Así funciona el matrimonio, ¿recuerdas?”
Joseph se rio por primera vez en días. Una risa de alivio.
—“Tienes razón, señora Tamashi.”
—
🧾 Horas más tarde
Lili revisaba con Alex los contratos a cancelar, y las cláusulas.
Joseph se sentía incómodo al principio, pero verla trabajar con
tanta seguridad y calma le daba algo que no
sentía desde hacía meses: paz.
—“Gracias.” —le susurró, cuando entró a la oficina improvisada en casa.
—“Después me lo agradeces. Ahora ve y haz algo que te relaje.
Yo me encargo de esto.”
📌 Final del día
Mientras ella terminaba de revisar los documentos finales,
Joseph le dejó una nota en el estudio:
“No sé cómo merecerte, pero gracias por no soltarme
cuando más lo necesitaba. Te amo.”
Lili sonrió. Lo necesitaban ambos. Pero ahora sabían algo más importante:
Ya no estaban solos en la carga.
📘 Capítulo 210 – Solo Nosotros
La casa estaba en silencio.
Era de noche. Todo lo importante ya se había dicho,
firmado, resuelto. Las decisiones habían sido tomadas, y
por primera vez en mucho tiempo, no había urgencias ni llamadas pendientes.
Joseph entró a la habitación con dos tazas: una de té de manzanilla y una de leche
tibia con miel. Lili ya estaba recostada sobre la cama,
con el cabello suelto y una camiseta amplia que decía “Estoy bien, lo juro”,
aunque ambos sabían que eso nunca era del todo cierto… ni necesario.
—“¿Manzanilla o miel?” —preguntó él, sonriendo.
—“Sorpéndeme.”
Joseph le entregó la de manzanilla, y se sentó a su lado.
—“Hoy fue un buen día, ¿no?” —susurró.
—“Fue un día difícil… pero sí, fue bueno. Porque lo enfrentamos juntos.”
Se miraron un largo momento.
No hacía falta decir nada.
Él dejó su taza en la mesa y se recostó a su lado,
pasando un brazo alrededor de su cintura.
El vientre de Lili comenzaba a notarse más, y Joseph
apoyó suavemente su mano sobre él.
—“¿Crees que algún día todo esto deje de doler?”
—preguntó ella, con la voz baja.
—“Tal vez no del todo. Pero va a doler menos,
porque ya no estás sola para cargarlo.”
—“Ni tú.”
—“Ni yo.” —asintió— “Y eso me da miedo.
A veces tengo miedo de no ser suficiente para ti.
Para lo que estás construyendo. Para nuestro hijo. Para todo esto.”
Lili lo miró en silencio.
—“Yo también tengo miedo. No te voy a mentir. Pero, Joseph…
estamos aquí. ¿Recuerdas cuando todo parecía perdido?
Cuando yo no era ni siquiera yo misma, cuando tú no podías hablar,
cuando el mundo entero parecía reírse de nuestro dolor…? Y aún así, míranos.”
—“Sí… míranos.” —susurró él.
La besó despacio, con una ternura que no necesitaba palabras.
No era un beso de pasión urgente. Era un beso de hogar. De certeza.
Ambos se abrazaron bajo las sábanas, y por un largo momento no hablaron más.
Solo respiraban el mismo aire, se compartían el silencio, el calor, la memoria.
—“Quiero una vida así.” —dijo Lili en voz baja, mientras él jugaba con los dedos de su mano.
—“¿Así cómo?”
—“Así de simple. Así de real. Contigo. Con días normales.
Con pequeñas batallas ganadas. Sin más muertes simbólicas. Sin máscaras. Sin miedo.”
Joseph giró hasta quedar frente a ella, rozando su nariz con la de ella.
—“Entonces quédate. No importa qué pase afuera.
Quédate aquí. Conmigo. Con nosotros.”
Ella no respondió.
Solo lo besó otra vez.
Y esa noche, no hicieron el amor con urgencia ni con dolor.
Lo hicieron con calma. Con dulzura.
Con cada caricia como respuesta a todo lo que no supieron decir durante tanto tiempo.
Era su cuerpo hablándole al de él: “Te perdono. Estoy aquí.”
Era el suyo diciéndole a ella: “Gracias por no soltarme.”
Dormían entrelazados cuando las primeras luces del
amanecer se asomaron por la ventana.
Y el mundo, por un momento, pudo esperar.
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