Monstruo.
“Can‘t control myself. So what if you can see the darkest side of me? No
one will ever change this animal I have become...“
- Three
Days Grace
Se había cubierto la cara con ambas
manos, aterrorizada por ver aquella escena tan violenta. El peso de la culpa
caía sobre sus hombros y, aún así, sabía que no había nada que hacer para
remediar la situación.
Se atrevió a echar un vistazo aún
temblorosa, y se arrepintió enormemente de ello; Nathaniel agonizaba en el
suelo, se encontraba sujetándose el brazo con una mueca de dolor en su rostro
demacrado. Por primera vez Lili le vio a los ojos y éstos demostraban que el
chico estallaba en cólera por dentro.
Castiel respiraba con dificultad a
escasos metros del rubio. Tenía marcada en el rostro la angustia combinada con
el terror y la confusión; la sangre de su adversario le bañaba desde la
coronilla hasta sus mocasines. En una mano sujetaba un cuchillo y la otra se
cerraba en un puño, dejándole los nudillos blancos y haciendo que se viesen
algunos rasguños provocados por los golpes que pudo haber dado.
- Vamos... -susurró Nathaniel con un
hilo de voz-. mátame si es que tienes agallas, marica.
Lili se tapó la boca y sintió ganas
de echarse a llorar. Debería haber seguido a su instinto y marcharse de allí
para pedirle ayuda a sus amigos que seguían disfrutando de la fiesta en que se
encontraban, ajenos a la disputa desatada en el aula.
El silbante sonido de un cohete
volvió a oírse y, a través de la ventana podía verse como el cielo se cubría de
mil colores fosforescentes, mientras retumbaba el eco de una explosión.
Castiel chilló y se llevó las manos
a la cabeza, gruñendo una serie de palabras altisonantes. Cuando volvió a alzar
la vista, en sus orbes grises brilló un matiz de locura. Lentamente se llevó el
cuchillo a los labios y lo lamió, después de ello, le sonrió con burla al otro.
- ¿Tantas ganas tienes de que te
mate, delegaducho? -le preguntó con una voz que no parecía suya
Nathaniel quiso echarse a reír.
- Sólo quiero que termines con ésta
pendejada. -contestó.
Una nueva explosión anunció el final
de la fiesta, iluminando el cielo nocturno. Cuando estalló, la luz reveló la
torcida sonrisa que se había formado en la cara del pelirrojo.
- Tú mismo lo has pedido. -le dijo
en un susurro, alzando el cuchillo con lentitud.
Lili no podía aguantar más. Se había
mantenido al margen durante aquella pelea. Ni siquiera había detenido a Castiel
cuando inició la pelea porque Nathaniel quería robarle un beso a la pelinegra;
pero no podía seguir cruzada de brazos viendo como él golpeaba sin piedad al
rubio.
- ¡Basta! -chilló con su voz
quebrada-. ¡para de una vez!
Se abalanzó sobre él y le abrazó con
fuerza por detrás, impidiendo que éste pudiera seguirle haciendo daño a su
amigo.
Él se quedó sin habla. Sintió el
dulce aliento de ella rozar su cuello y sus gimoteos, suplicándole que parara.
No obstante, aún seguía teniendo la imagen del otro robándole un beso a su
chica en mente, retumbando y despertando en él su bestia interior.
Sin saber exactamente lo que hacía,
se dio la vuelta y alzó el cuchillo, cortando levemente la mejilla de la joven.
Lili retrocedió, asustada y
lagrimeando. Se llevó una mano a la mejilla y acarició el corte sintiendo un
ligero ardor que le hizo morderse el labio.
Castiel seguía quieto, con el cuchillo
arriba y los ojos abiertos de par en par con un brillo salvaje en ellos. Cuando
vio la sangre que escurría por la mejilla de la muchacha, cuando la escuchó
susurrar su nombre entre hipidos, fue entonces que se desmoronó. Soltó el
cuchillo y miró sus manos manchadas de sangre que no era suya y se dejó caer de
rodillas al suelo.
Le había hecho daño. A ella. A Lili...
- Lili, yo... yo... -balbuceó sin
saber muy bien que decir en su defensa.
Ella no le miró a la cara. Sus ojos
se dirigieron a Nathaniel. Éste seguía tirado en el suelo, herido y observando
la escena con preocupación.
- Vete... -le pidió la pelinegra-.
vete de aquí... por favor.
El rubio no sabía que responder.
Asintió con la cabeza y se incorporó lentamente. Tras lanzar una mirada de odio
a Castiel, salió cojeando de allí. Quizá podría pedir ayuda a Melody o a
alguien de la fiesta.
Mientras tanto, ella se arrodilló al
lado de Castiel. El chico había escondido su rostro entre sus manos y temblaba
de pies a cabeza.
“- Ahora es él quien tiene miedo.“
Pensó la chica para sus adentros. Insegura, alzó una mano y acarició los
rojizos cabellos del muchacho. Su corazón dió un vuelco al pasar sus dedos
entre el sedoso pelo de él. Era muy suave...
- Lo siento, Lili... -dijo él en un
susurro-. Lo siento mucho...
Ella esbozó una pequeña sonrisa.
- N-no pasa nada. No ha sido tu
culpa. -le disculpó-. Sólo has perdido el control.
- ¿Sólo? -repitió él, incrédulo-.
¿¡Sólo!? ¡podría haberte matado!
-Pero no lo has hecho.
El pelirrojo le miró con los ojos
acuosos por las lagrimas. Odiaba llorar. Le hacía sentirse vulnerable,
estúpido... pero no había podido evitarlo. Le había hecho daño a la chica que
ama; la hubiera matado si no se hubiese controlado a tiempo.
Y él sabía que no era la primera vez
que perdía el control delante suyo...
Lili le volvió a sonreír y le siguió
acariciando, como si estuviera consolándolo por todo aquél mal que sufría. Castiel
entrecerró los ojos y frunció el ceño.
- No hagas eso.
- ¿El qué?
- Eso. -señaló él, apartando la mano
de la pequeña de su cabeza-. hacer como si no hubiera pasado nada... ¿por qué
siempre haces eso?...
La chica se ruborizó y se alejó un
poco de él. Empezó a balbucear una serie de palabras que ni ella misma entendía,
tratando de negar cosas que ni sabía a que iban en la situación.
Él contuvo una sonrisa. Se incorporó
del suelo y pasó un dedo por la mejilla de la pelinegra, limpiándole la sangre.
Ella soltó un gemido por el ardor y su rubor se intensificó cuando vio que el
chico se llevaba el dedo a los labios, saboreando su sangre.
- Humm... me gusta ese sonido...
- ¿C-cual?
- Tus gemidos. -ronroneó-. ¿puedes
volver a hacerlo?
- N-no... -respondió ella,
avergonzada-. ¿podemos volver a la fiesta?... me gustaría saber si Nathaniel está
bien...
No le dio tiempo a levantarse del
suelo. El pelirrojo la tumbó en el suelo y se puso encima suyo a modo de cuatro
patas. De la vergüenza, Lili cerró los ojos y apretó los labios cuando sintió
la humedecida lengua del chico rozando su cuello.
- P-para... para...
- No me apetece parar.
Lili se retorció cuando él besó su
hombro descubierto.
- D-debemos... ir a... a la
fiesta... -en ese momento, ella estaba perdiendo el norte por culpa de las
caricias del pelirrojo. Ni siquiera podía pensar con claridad-. Nathaniel está
herido y...
- ¡A la mierda el delegaducho ese!
estará bien. -gruñó él-. ¿de verdad quieres que pare?
“No“ Pensó.
- Si. -fue lo que contestó.
- Lástima. -chasqueó la lengua.
Castiel se levantó y dejó que Lili recuperara el aire.
- Lo siento, pero sigo preocupada
por él. -murmuró jadeante. Aún tenía las mejillas coloradas y un sabor a
cigarro en sus labios.
Él no contestó. Recogió el cuchillo
del suelo y se limpió la sangre de la cara. Ella seguía hablando del rubio y de
lo preocupada que estaba por él.
Quizá fue por eso que Castiel se
diera la vuelta y le acorralara contra un árbol, con el cuchillo rozando
ligeramente el brazo de la muchacha.
Ella soltó un pequeño chillido.
- ¿Se puede saber qué haces?
-cuestionó sintiendo que el corazón se le iba a salir del pecho.
- Soy muy celoso, sobre todo si se
trata del delegaducho ese, no sé si te lo había dicho ya. -dijo rozando el
cuello de ella con su nariz-. también me molesta que me hayas dejado a medias
sólo porque quieras ver al idiota ese.
- Pero, Castiel...
- No hables -pidió. Sus ojos grises
brillaron con hambre de ella y sonrió-. grita para mí -dijo, hundiendo con
suavidad el cuchillo en la piel de Lili.
Ella sintió la dolorosa punta del
arma rozar su cuerpo. Pero el dolor era ajeno, ajeno a ella. Porque lo único en
lo que podía pensar eran los labios suaves y serenos de Castiel contra los
suyos. Se abrazó a él, sin importarle nada más, temblando ante el contacto de
su piel contra la suya.
Castiel aventó el cuchillo y sus
ojos se dirigieron a la mejilla de Lili, donde le había cortado. Después,
bajaron hasta sus brazos, donde había uno que otro corte. Ella sólo había
gemido en voz baja cuando él le había hecho esas heridas.
“- Soy un monstruo.“ pensó para sus adentros.
Pero era un monstruo hambriento por
el deseo. Por saborear aquellos labios color cereza y ahogarse en aquella dulce
mirada. No le importaba si en esa extraña relación había dolor o no. Sólo
quería que Lili estuviera a su lado, que siempre le perdonara y nunca se
alejara de él.
Castiel enterró sus dedos en el moka
de los cabellos de ella y la mió la herida de su mejilla. La chica se mordió el
labio debido al ardor.
- Debo ser la persona más horrible
del mundo. -susurró entre sus labios-. ¿No crees? -le preguntó.
Ella cerró los ojos.
- Pero eres la persona horrible a la
que quiero. -murmuró.
Castiel sonrió con arrogancia.
- Eso me gusta.
Y no hubo más. Sólo ellos. Ya no se
acordaban de lo que había pasado con los cohetes, ni del beso robado, ni de
Nathaniel, ni de aquella fase agresiva de Castiel que sólo afloraba de vez en
cuando.
Sólo pensaban en que estaban juntos,
en que sus labios se fundían y no querían separarse. Nunca, a pesar del dolor
que podían llegar a sentir si permanecían juntos.
Y aunque sabían que volvería a pasar,
que él le volvería a hacer daño, a ninguno de los dos les importó ese detalle.
Su amor era violento, salvaje, sí. Pero no dejaba de ser amor.
- Te quiero. -susurró Castiel,
enterrando sus uñas en la piel de Lili.
Creo que esto salio mas largo de lo esperaba, pero bueno por fin pude desatar mi locura y mi masoquismo con Castiel, ok eso ultimo no.
Aun te puedes unir
*O* que genial que esta,amo tus historias :3,besos ^3^
ResponderBorrarGracias jajaja
BorrarGuapa te invito a pasar por aquí :D
ResponderBorrarTe tengo en lista y me gustaría que participaras :3
http://nemurikuma-web.blogspot.com/2014/09/entrada-especial-5-blogger-in-blogger.html
¡No entiendo como haces eso! ¡Eres toda una escritora! Aunque no conozco a ninguno de los personajes eso no importa, la emoción es la misma, y tu prosa... ¡Tu prosa es genial! Déjame decirte que a partir de hoy tienes un seguidor más. ¡Sigue brindándonos historias tan buenas como esta!
ResponderBorrarCastiel y Nathaniel, son de un juego Online Otome osea de citas, llamado Corazon de melon en su version española, y Lili pues Soy yo es mi personaje
Borrar¡Me encantó! :33
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