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martes, 21 de octubre de 2014

Iniciativa al Estilo Blogger: Relatos Monstruo



Monstruo.
“Can‘t control myself. So what if you can see the darkest side of me? No one will ever change this animal I have become...“
- Three Days Grace
Se había cubierto la cara con ambas manos, aterrorizada por ver aquella escena tan violenta. El peso de la culpa caía sobre sus hombros y, aún así, sabía que no había nada que hacer para remediar la situación.
Se atrevió a echar un vistazo aún temblorosa, y se arrepintió enormemente de ello; Nathaniel agonizaba en el suelo, se encontraba sujetándose el brazo con una mueca de dolor en su rostro demacrado. Por primera vez Lili le vio a los ojos y éstos demostraban que el chico estallaba en cólera por dentro.
Castiel respiraba con dificultad a escasos metros del rubio. Tenía marcada en el rostro la angustia combinada con el terror y la confusión; la sangre de su adversario le bañaba desde la coronilla hasta sus mocasines. En una mano sujetaba un cuchillo y la otra se cerraba en un puño, dejándole los nudillos blancos y haciendo que se viesen algunos rasguños provocados por los golpes que pudo haber dado.
- Vamos... -susurró Nathaniel con un hilo de voz-. mátame si es que tienes agallas, marica.
Lili se tapó la boca y sintió ganas de echarse a llorar. Debería haber seguido a su instinto y marcharse de allí para pedirle ayuda a sus amigos que seguían disfrutando de la fiesta en que se encontraban, ajenos a la disputa desatada en el aula.
El silbante sonido de un cohete volvió a oírse y, a través de la ventana podía verse como el cielo se cubría de mil colores fosforescentes, mientras retumbaba el eco de una explosión.
Castiel chilló y se llevó las manos a la cabeza, gruñendo una serie de palabras altisonantes. Cuando volvió a alzar la vista, en sus orbes grises brilló un matiz de locura. Lentamente se llevó el cuchillo a los labios y lo lamió, después de ello, le sonrió con burla al otro.
- ¿Tantas ganas tienes de que te mate, delegaducho? -le preguntó con una voz que no parecía suya
Nathaniel quiso echarse a reír.
- Sólo quiero que termines con ésta pendejada. -contestó.
Una nueva explosión anunció el final de la fiesta, iluminando el cielo nocturno. Cuando estalló, la luz reveló la torcida sonrisa que se había formado en la cara del pelirrojo.
- Tú mismo lo has pedido. -le dijo en un susurro, alzando el cuchillo con lentitud.
Lili no podía aguantar más. Se había mantenido al margen durante aquella pelea. Ni siquiera había detenido a Castiel cuando inició la pelea porque Nathaniel quería robarle un beso a la pelinegra; pero no podía seguir cruzada de brazos viendo como él golpeaba sin piedad al rubio.
- ¡Basta! -chilló con su voz quebrada-. ¡para de una vez!
Se abalanzó sobre él y le abrazó con fuerza por detrás, impidiendo que éste pudiera seguirle haciendo daño a su amigo.
Él se quedó sin habla. Sintió el dulce aliento de ella rozar su cuello y sus gimoteos, suplicándole que parara. No obstante, aún seguía teniendo la imagen del otro robándole un beso a su chica en mente, retumbando y despertando en él su bestia interior.
Sin saber exactamente lo que hacía, se dio la vuelta y alzó el cuchillo, cortando levemente la mejilla de la joven.
Lili retrocedió, asustada y lagrimeando. Se llevó una mano a la mejilla y acarició el corte sintiendo un ligero ardor que le hizo morderse el labio.
Castiel seguía quieto, con el cuchillo arriba y los ojos abiertos de par en par con un brillo salvaje en ellos. Cuando vio la sangre que escurría por la mejilla de la muchacha, cuando la escuchó susurrar su nombre entre hipidos, fue entonces que se desmoronó. Soltó el cuchillo y miró sus manos manchadas de sangre que no era suya y se dejó caer de rodillas al suelo.
Le había hecho daño. A ella. A Lili...
- Lili, yo... yo... -balbuceó sin saber muy bien que decir en su defensa.
Ella no le miró a la cara. Sus ojos se dirigieron a Nathaniel. Éste seguía tirado en el suelo, herido y observando la escena con preocupación.
- Vete... -le pidió la pelinegra-. vete de aquí... por favor.
El rubio no sabía que responder. Asintió con la cabeza y se incorporó lentamente. Tras lanzar una mirada de odio a Castiel, salió cojeando de allí. Quizá podría pedir ayuda a Melody o a alguien de la fiesta.
Mientras tanto, ella se arrodilló al lado de Castiel. El chico había escondido su rostro entre sus manos y temblaba de pies a cabeza.
“- Ahora es él quien tiene miedo.“ Pensó la chica para sus adentros. Insegura, alzó una mano y acarició los rojizos cabellos del muchacho. Su corazón dió un vuelco al pasar sus dedos entre el sedoso pelo de él. Era muy suave...
- Lo siento, Lili... -dijo él en un susurro-. Lo siento mucho...
Ella esbozó una pequeña sonrisa.
- N-no pasa nada. No ha sido tu culpa. -le disculpó-. Sólo has perdido el control.
- ¿Sólo? -repitió él, incrédulo-. ¿¡Sólo!? ¡podría haberte matado!
-Pero no lo has hecho.
El pelirrojo le miró con los ojos acuosos por las lagrimas. Odiaba llorar. Le hacía sentirse vulnerable, estúpido... pero no había podido evitarlo. Le había hecho daño a la chica que ama; la hubiera matado si no se hubiese controlado a tiempo.
Y él sabía que no era la primera vez que perdía el control delante suyo...
Lili le volvió a sonreír y le siguió acariciando, como si estuviera consolándolo por todo aquél mal que sufría. Castiel entrecerró los ojos y frunció el ceño.
- No hagas eso.
- ¿El qué?
- Eso. -señaló él, apartando la mano de la pequeña de su cabeza-. hacer como si no hubiera pasado nada... ¿por qué siempre haces eso?...
La chica se ruborizó y se alejó un poco de él. Empezó a balbucear una serie de palabras que ni ella misma entendía, tratando de negar cosas que ni sabía a que iban en la situación.
Él contuvo una sonrisa. Se incorporó del suelo y pasó un dedo por la mejilla de la pelinegra, limpiándole la sangre. Ella soltó un gemido por el ardor y su rubor se intensificó cuando vio que el chico se llevaba el dedo a los labios, saboreando su sangre.
- Humm... me gusta ese sonido...
- ¿C-cual?
- Tus gemidos. -ronroneó-. ¿puedes volver a hacerlo?
- N-no... -respondió ella, avergonzada-. ¿podemos volver a la fiesta?... me gustaría saber si Nathaniel está bien...
No le dio tiempo a levantarse del suelo. El pelirrojo la tumbó en el suelo y se puso encima suyo a modo de cuatro patas. De la vergüenza, Lili cerró los ojos y apretó los labios cuando sintió la humedecida lengua del chico rozando su cuello.
- P-para... para...
- No me apetece parar.
Lili se retorció cuando él besó su hombro descubierto.
- D-debemos... ir a... a la fiesta... -en ese momento, ella estaba perdiendo el norte por culpa de las caricias del pelirrojo. Ni siquiera podía pensar con claridad-. Nathaniel está herido y...
- ¡A la mierda el delegaducho ese! estará bien. -gruñó él-. ¿de verdad quieres que pare?
“No“ Pensó.
- Si. -fue lo que contestó.
- Lástima. -chasqueó la lengua. Castiel se levantó y dejó que Lili recuperara el aire.
- Lo siento, pero sigo preocupada por él. -murmuró jadeante. Aún tenía las mejillas coloradas y un sabor a cigarro en sus labios.
Él no contestó. Recogió el cuchillo del suelo y se limpió la sangre de la cara. Ella seguía hablando del rubio y de lo preocupada que estaba por él.
Quizá fue por eso que Castiel se diera la vuelta y le acorralara contra un árbol, con el cuchillo rozando ligeramente el brazo de la muchacha.
Ella soltó un pequeño chillido.
- ¿Se puede saber qué haces? -cuestionó sintiendo que el corazón se le iba a salir del pecho.
- Soy muy celoso, sobre todo si se trata del delegaducho ese, no sé si te lo había dicho ya. -dijo rozando el cuello de ella con su nariz-. también me molesta que me hayas dejado a medias sólo porque quieras ver al idiota ese.
- Pero, Castiel...
- No hables -pidió. Sus ojos grises brillaron con hambre de ella y sonrió-. grita para mí -dijo, hundiendo con suavidad el cuchillo en la piel de Lili.
Ella sintió la dolorosa punta del arma rozar su cuerpo. Pero el dolor era ajeno, ajeno a ella. Porque lo único en lo que podía pensar eran los labios suaves y serenos de Castiel contra los suyos. Se abrazó a él, sin importarle nada más, temblando ante el contacto de su piel contra la suya.
Castiel aventó el cuchillo y sus ojos se dirigieron a la mejilla de Lili, donde le había cortado. Después, bajaron hasta sus brazos, donde había uno que otro corte. Ella sólo había gemido en voz baja cuando él le había hecho esas heridas.
“- Soy un monstruo.“ pensó para sus adentros.
Pero era un monstruo hambriento por el deseo. Por saborear aquellos labios color cereza y ahogarse en aquella dulce mirada. No le importaba si en esa extraña relación había dolor o no. Sólo quería que Lili estuviera a su lado, que siempre le perdonara y nunca se alejara de él.
Castiel enterró sus dedos en el moka de los cabellos de ella y la mió la herida de su mejilla. La chica se mordió el labio debido al ardor.
- Debo ser la persona más horrible del mundo. -susurró entre sus labios-. ¿No crees? -le preguntó.
Ella cerró los ojos.
- Pero eres la persona horrible a la que quiero. -murmuró.
Castiel sonrió con arrogancia.
- Eso me gusta.
Y no hubo más. Sólo ellos. Ya no se acordaban de lo que había pasado con los cohetes, ni del beso robado, ni de Nathaniel, ni de aquella fase agresiva de Castiel que sólo afloraba de vez en cuando.
Sólo pensaban en que estaban juntos, en que sus labios se fundían y no querían separarse. Nunca, a pesar del dolor que podían llegar a sentir si permanecían juntos.
Y aunque sabían que volvería a pasar, que él le volvería a hacer daño, a ninguno de los dos les importó ese detalle. Su amor era violento, salvaje, sí. Pero no dejaba de ser amor.

- Te quiero. -susurró Castiel, enterrando sus uñas en la piel de Lili.










Creo que esto salio mas largo de lo esperaba, pero bueno por fin pude desatar mi locura y mi masoquismo con Castiel, ok eso ultimo no.
















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6 comentarios:

  1. *O* que genial que esta,amo tus historias :3,besos ^3^

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  2. Guapa te invito a pasar por aquí :D
    Te tengo en lista y me gustaría que participaras :3
    http://nemurikuma-web.blogspot.com/2014/09/entrada-especial-5-blogger-in-blogger.html

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  3. ¡No entiendo como haces eso! ¡Eres toda una escritora! Aunque no conozco a ninguno de los personajes eso no importa, la emoción es la misma, y tu prosa... ¡Tu prosa es genial! Déjame decirte que a partir de hoy tienes un seguidor más. ¡Sigue brindándonos historias tan buenas como esta!

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    Respuestas
    1. Castiel y Nathaniel, son de un juego Online Otome osea de citas, llamado Corazon de melon en su version española, y Lili pues Soy yo es mi personaje

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